No me toques la zona de confort

Todo el mundo anda muy pesado con eso del «Think outside the box». Sal de tu zona de confort! El éxito está fuera de tu zona de confort! y a mí que no me da la gana salir… ya ves.

Qué es la zona de confort

Se entiende que es una zona metafórica que engloba aquello que conoces de tu vida y con lo que te encuentras cómodo. Ya sean experiencias positivas o negativas. Puedes tener un jefe muy imbécil en tu mal pagado trabajo, pero no lo dejas porque es lo que conoces. Es lo que consideras que te da estabilidad, seguridad o algo así.

Y por qué dicen que la abandonemos?

Encontraréis infinidad de artículos donde expertos del marketing y otras ramas, os dirán que la zona de confort es sólo el inicio de vuestras vidas. Y que más allá, hay otra zona de aprendizaje, que os lleva a otra zona de oportunidades sin parangón.

Zona de confort –> Zona de aprendizaje –> Zona mágica

Lo que nadie te cuenta de la zona de confort.

(No puedo resistirme a usar estos títulos. Me parecen tan dramáticos que siempre me hacen reír. «La zona de confort ha muerto!» «Las grandes mentiras sobre la zona de confort». «Zona de confort: Esa trampa mortal» XD)

Pregúntate quién te está aconsejando sobre todo esto. Quizás pienses: «Si los gurús del tema llegan al consenso universal de que hemos de abandonar nuestra zona de confort. ¿quién eres tú, Sonia Díez, para contradecirlos? ¿quién te da autoridad para poner en duda sus sentencias?. Pues muy sencillo. Soy la receptora de esas sentencias. La usuaria. Esa persona a la que todos los gurús buscan para que lea lo que publican. Para que encuentre las respuestas a mis grandes preguntas descargando sus PDF. Ah! y también quieren que me suscriba a sus listas de correo, me apunte a sus cursos y compre sus libros!

Cuando te ves a ti misma operando desde esta posición, la perspectiva cambia radicalmente. Y entonces sí, resulta que cuando un experto, o cien, no me convencen, lo digo tan tranquila.

Ten cuidado con los consejos que recibes. Hay temas que se ponen de moda y luego simplemente desaparecen. Los gurús de un día para otro, pueden cambiar de discurso. De repente se ponen a hablar de otras cosas que les proporcionan más suscripciones a sus cursos. Y tú te quedas ahí tirada. Con las consecuencias de haber puesto en práctica asesoría gratuita y nada personalizada en aspectos relevantes de tu vida.

Lo que hay fuera de la zona de confort

Volvamos a ese planteamiento lineal que te mencionaba antes: (zona de confort – zona de aprendizaje – zona oportunidades). Parece bastante unánime que si no abandonas tu zona de confort, no puedes llegar a esa zona mágica donde los sueños se materializan. A esta tercera zona, también la llaman zona de pánico, por cierto. Pero claro, si nos dijeran «Descarga mi e-book sobre cómo llegar a la zona de pánico en 3 simples pasos», no creo que vendieran tanto. Además, déjame decirte que todos tenemos miedos que nos paralizan y que son manejables y se pueden superar, pero eso no da para redactar un PDF.

Foto de smartandrelentless.com

Cuando dejas una zona de confort para ir a otra

Una de las constantes con las que nos aleccionan sobre las zonas de confort, es la de considerarlas negativas para el progreso de la persona y la consecución de sus metas. Me hace gracia que al final, todos esos sueños y propósitos tratan de una zona de confort mejorada.

Me parece a mí que serán muy pocos los que digan que sus sueños van encaminados a vivir en permanente estado de incertidumbre e inseguridad. Que no tienen la menor intención de ofrecer ningún tipo de estabilidad o soporte constante a sus hijos o familia…

Muchos pueden desear romper algunas rutinas pesadas o tener una vida más interesante. O incluso se plantean cambios de gran importancia, pero en realidad, nadie quiere vivir en el caos. Si tu sueño es ser rico, es porque quieres una casa más grande. Y si tu sueño es viajar, estoy segura de que también querrás tener una casa a la que volver. Así que plantear nuestros sueños y objetivos en base al abandono de nuestra zona de seguridad, no me convence.

Optimización de la zona de confort vs. abandono

Me convencería más la idea de optimizar la zona de confort existente, utilizando las demás zonas propuestas. Algo así como ponerme a ahorrar antes de comprar otra casa. Qué idea tan loca, eh?

La zona de confort está compuesta de escenarios positivos (aquello que nos gusta de nuestra vida). Y de escenarios negativos (lo que no nos gusta pero mantenemos a modo de «mal necesario»). Si nos centramos en atacar directamente esos escenarios negativos, las perspectivas de satisfacción mejoran. No hace falta mandarlo todo a tomar por culo. Y desde luego, no hace falta arriesgarlo absolutamente todo para conseguir nuestras metas.

En mi zona de confort existen cosas intocables que no son negociables. Y me niego a alterarlas de cualquier manera. Ahí viven mis prioridades absolutas. Las mismas que tenemos la mayoría. Si la receta para la consecución de mis sueños implica ponerlas en peligro o trastornarlas aunque sea un poquito. No me interesa. Id buscando otra receta para el éxito que ofrecerme, porque esta es un asco.

Extiende tu zona de confort a las demás zonas

Ni salir, ni abandonar. Si me organizo debidamente, puedo optar a la zona de aprendizaje desde mi zona de confort. Y llegar a la zona de pánico, no será tan angustioso ni arriesgado, si protejo debidamente mis prioridades. Si cubro necesidades básicas y posibles contingencias durante el tiempo necesario.

Foto de youareyourreality.com

Todas esas historias de éxito de emprendedores que triunfaron desde situaciones de precariedad, nos enseñan que es cierto que la necesidad agudiza el ingenio y que la fuerza y el coraje que te da la desesperación son muy potentes. Pero si os fijáis, cuando dicen que hubo momentos en los que no tenían dinero para pagar la factura de la luz, luego no te explican cómo consiguieron pagarla ese mes. «Pero salí adelante» te dicen, «lo superé» y yo siempre me hago la misma pregunta interior ¿»superarlo y salir adelante» significa que le pediste dinero a tu madre?

Muy pocos te confiesan con honestidad que tuvieron que recurrir a sus padres y amigos, o a trabajos precarios que no les daban apenas para vivir pero que les permitieron resistir de alguna manera hasta cumplir el objetivo. Si me lo están diciendo, si me advierten que el momento más horroroso de todos es cuando su zona de confort salta en pedazos, que es precisamente el momento en el que su proyecto podría haber muerto por bueno que fuera… ¿por qué no aprovechar su experiencia para evitarme la parte traumática?.

Salir de la zona de confort no garantiza el éxito

Ok, tenemos todos esos consejos de asesores y coachs por un lado y por otro lado, tenemos todas esas historias de emprendedores. Lo que no veo son los vídeos de toda la gente que fracasa tras dejar su zona de confort. Si sales a la calle y ves todos los bares y tiendas que cierran al poco de abrir, te das cuenta de los riesgos. No apuntalar tu zona de confort implicaría empezar un proyecto sin un estudio previo, un capital inicial, una formación específica, asesoría especializada y un plan B por si la cosa se tuerce. Toda esa minimización del riesgo, no casa con lo que te venden, pero sigue pareciéndome esencial y una gran terapia anti-miedos paralizantes.

Por lo visto resta glamour decir «mientras esperaba a que se me acabara el contrato, ahorré lo que pude y al empezar a cobrar el paro, aproveché ese tiempo para poner en marcha el proyecto que había estado estudiando y todo fue bastante bien» o «fui estúpido al no pensar que un proyecto necesita financiación aunque como negocio no necesite demasiada inversión. Porque uno puede dejar su trabajo para perseguir sus sueños pero no va a dejar de comer».

«Demasiado análisis causa parálisis» te dirán. Y yo te digo «Quédate corto y verás que hostia te pegas».

Casos de éxito. Nos encanta el drama

En definitiva, las historias de personas triunfadoras que puedes encontrar en YouTube tienen en común que en el momento de empezar a trabajar en sus proyectos, se esforzaron al máximo, todo el tiempo necesario y sin excusas. Esa es la lección valiosa que se sustrae de sus experiencias. Toda la carga dramática extra que tienen las historias de superación personal me parece horrorosa e indeseable.

Así que el consejo que yo os daría si fuera una gurú de las zonas de confort es: Lanzaos a las siguientes fases, lanzaos a la piscina pero hacedlo con la tranquilidad que da saber que si os estrelláis, habéis tenido la inteligencia suficiente como para proteger vuestra zona de confort. Utilizad la disciplina y la perseverancia para cumplir vuestras metas y dejaos de impulsos. Optimizad, cuidad y sanead la zona de confort, trabajad en los miedos que os detienen, arreglad las cosas negativas que tenéis dentro, pero no la rompáis nunca del todo porque ese, según cuentan todos los que lo han vivido, es un momento horrible que no le desearías ni a tu peor enemigo.

* Foto de cabecera de Pim Chu

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