Minimalismo

Que los minimalistas me parezcan formas de vida inteligente, no significa que sea una minimalista existencial pura, ni nada por el estilo. Y aunque no pretendo frivolizar con este tema, no se aceptan reclamaciones en este sentido. Gracias. De hecho, ese precisamente es el punto de vista que quiero darte. El de una «semi-practicante»… Una mirada desde el minimalismo no extremo.

En alguna parte leí que hay tantos minimalismos como personas. Y este, es mi punto de vista sobre el tema.

¿Qué es el minimalismo existencial?

Cuando te encuentras con un auténtico minimalista, te habla de filosofía, de los estoicos, los epicúreos o los cínicos griegos, con Diógenes en uno de los papeles protagonistas de la película. Esa gente podía ser un pelín extrema pero por suerte, hoy en día los minimalistas son mucho más flexibles.

Dicho esto, para esas personas es una forma muy concisa de entender y disfrutar de la vida. La máxima del minimalismo es algo así como despejar tu mente y tu espacio de lo superfluo, para poder centrarte en lo importante. Esa es una norma que se repite en la mayoría de los sistemas de organización y productividad, así que era difícil que no me interesara.

Las pautas que rigen el minimalismo me han conquistado. Leer sobre el tema, a veces me cuesta por el lenguaje que suelen utilizar algunos prescriptores que lo practican. Y es que… bueeenooo… también me pasa con algunas lecturas sobre marketing… Cosas mías.

¿A qué se aplica?

En cualquier caso, puedo recomendarlo porque he probado esas pautas y funcionan. Da igual si hablamos de recuerdos, de objetos, de personas o de apps móviles. Puedes aplicarlo a cualquier faceta de tu vida.

Pero eso no es todo. El minimalismo existencial también abarca la percepción que tienes de ti mismo como persona y de tus prioridades y objetivos en la vida. El desarrollo de tus capacidades, y la concepción de la auténtica felicidad y un sólido bienestar, versus las satisfacciones pasajeras, que ofrece una vida de consumismo desmesurado.

Para los minimalistas, el cuidado de la salud tanto física como mental, a través de un acercamiento a una forma de vida más natural, es muy relevante. Y por lo menos todos los que yo he tratado (y no son suficientes como para definir una norma, pero sí una experiencia), tienen una inclinación muy marcada hacia la ecología.

Es decir, los minimalistas se quieren y se tratan bien.

Por otro lado, utilizan el minimalismo como vía para obtener una mayor sensación de libertad e independencia, al no sentirse atados por la frenética y constante búsqueda de dinero y bienes materiales en la que estamos inmersos los demás.

Como podéis ver, van desde el «yo» al espacio inmediato que les rodea, y luego al resto del mundo.

La lógica del minimalismo

Todo esto os puede sonar a porro, pero tiene mucho sentido. Si contáis el tiempo que os pasáis buscando cosas, moviendo cosas, limpiando cosas, comprando cosas, tirando cosas, buscando información para comprar más cosas… Al final te das cuenta de que somos bastante esclavos de todas esas cosas. Y si te pones a analizar de qué cosas hablamos y del valor real que tienen o de la auténtica necesidad que tú tienes de ellas, el resultado da que pensar.

Te propongo un ejercicio. Piensa cuánto pagas, (mediante hipoteca o alquiler), por el metro cuadrado de tu vivienda. Luego pasea por la casa y dedícate a localizar todos esos objetos que apenas usas y el espacio que ocupan. No intentes recordarlos porque así no funciona. Abre los armarios y ve tocando las cosas que hay dentro (o encima). No hablemos ya del valor de compra de todo ese mobiliario y objetos, si no de lo que estás pagando por un espacio que ocupan ellos y no tú.

Si no lo usas y no te aporta pero trabajas para mantenerlo, por lógica eres esclavo de ese objeto. ¿A que tiene sentido?.

El minimalismo y el famoso método Kon Mari

Me gusta separar lo que son métodos de organización basados en el minimalismo, del minimalismo en sí. Los libros de Marie Kondo, esa encantadora señora, que ahora tiene hasta un programa de televisión, han sido un auténtico bombazo y creo que han ayudado a mucha gente, por lo menos durante algunas semanas. Si no te entrenas en la implantación de hábitos, da igual lo que intentes hacer porque no podrás mantenerlo durante más de tres días.

Es por eso que ya hay feroces detractores del método soltando pestes por internet. Y resulta que no es el método el que falla (lo he probado) y desde luego esta señora es una profesional que ha sabido plantearlo estupendamente. Su mayor debilidad es la de depender de la capacidad de cada uno de generar hábitos y rutinas.

El método Konmari es en definitiva, un método de organización, centrado en el orden de los espacios y aunque diría que la mayoría de «porqués» del método están basadas en él, no es minimalismo. Es organización.

Minimalismo más allá de los objetos.

Hay dos facetas del minimalismo que me llamaron muchísimo la atención la primera vez que me hablaron de ellas. Es muy interesante. Pensé que estaban locos. El minimalismo aplicado a las personas que te rodean y a los problemas.

Relaciones minimalistas

Si tenemos en cuenta que los minimalistas viven seriamente enfocados en destinar todo su tiempo y esfuerzo a aquellas cosas que son importantes para ellos y que les hacen realmente felices, llegamos a la conclusión lógica de que no van a malgastar ni un minuto de su valiosa vida en relaciones superfluas que no les aportan nada, o en gente tóxica que no les cae bien.
(Pueden parecernos raros pero tontos no son, ¿verdad?).

Bueno, lo primero es dejar claro que no es un rasgo anti-social ni nada por el estilo. Hay blogueros y YouTubers minimalistas compartiendo su filosofía y sus experiencias con el mundo. Simplemente se refieren a que dan mucho valor a los momentos que comparten con sus familias y amigos y su única intención es aprovechar esas relaciones y vivirlas intensamente.

Según esto, un minimalista no necesitará más de 5 minutos para confeccionar la lista de invitados de su boda. No es una cuestión de volumen, es una cuestión de tener claro quienes son tus auténticos amigos.

Para ilustrar esto, nada mejor que un ejemplo que me puso una chica hablando de Mindfulness y minimalismo: «Creo que si voy por la casa cocinando, poniendo lavadoras u ordenando el cuarto de baño, no estoy con mis hijos aunque estemos todos en casa. Cuando uno de ellos se me está subiendo por la espalda, mientras me siento en el suelo a leerles un libro, sí estoy con ellos». A mí me pareció muy bonito y creo que se refiere a lo que los psicólogos llaman «tiempo de calidad».

Problemas minimalistas

Lógica pura. Si te desprendes de lo superfluo en todas las áreas de tu vida ¿por qué no ibas a hacerlo con los problemas?. De nuevo, no hablamos de un minimalismo pasota que ignora los conflictos o las desgracias. Simplemente los «minimaliza», como hace con todo.

Si te enfrentas a un problema con ira, ansiedad, angustia y preocupación y te sumerges en él, llegas a poner en duda tus propias capacidades, cosa que todavía te va a generar mayor tensión. Estás ahí, hecho un manojo de nervios pensando que eres un tonto o que alguien cree que lo eres, que todas las desgracias te pasan a ti y lo pagas con el que tienes más cerca, cosa que te hace sentir aún peor… bueno, ya sabes. Todos hemos enfrentado mal un problema alguna vez.

Por lo visto, la receta del minimalismo para ese estado de angustia es relativizar el asunto y seguir aplicando la pauta de deshacerse de todo lo efímero para mantener el foco en lo importante. Es decir, todo lo contrario de la situación anterior. Un minimalista no va a querer que el problema ocupe más espacio o más tiempo del estrictamente necesario, porque él está enfocado en ser feliz. Y no se dejará arrastrar por el problema porque valora demasiado su libertad y su equilibrio.

Como ves, para mí minimalismo no significa vivir con menos, significa vivir con más. Con más de aquello que es realmente importante. Es por eso que el tema me gusta ¿y a ti?.


Photo by Thu’ Ngô

Deja un comentario

Una Google Story sobre Instagram y los pequeños negocios